miércoles, 15 de agosto de 2007

CABELLO ENVILECIDO

Escucho el hirsuto lamento de Elektra, en la maravillosa –la única posible– voz de Birgit Nilsson, cuando ella, la hija del gran Agamenón aviesamente asesinado, largos años humillada en el palacio real, y Orestes, el hermano ausente que regresa al hedor de la catástrofe, al fin se reconocen. Uno de los momentos más importantes de la historia de la ópera, firmado por Richard Strauss, quien por otra parte se jugaba el nombre en 1909 al proponer una obra que rozaba lo atonal, con una orquestación de más de cien instrumentos (las críticas del momento bromearon con la posibilidad de incluir una horda de animales salvajes en el foso) que apabullaba a los cantantes.
No a la Nilsson. La llamada “Oreeeeeest!” surge de la garganta de la soprano sueca como de las entrañas mismas de la tierra y la transparencia de su agudo intachable y poderoso rompe el alma al mundo. La mujer que grita no es ya una princesa: en su tiempo, cuando el horror comenzó, era una mujer rebelde a la que apuntalaba lo elevado de su estado; la sangre le pedía lo que su sexo le impedía: orgullo, resolución… venganza. Años después, Elektra es un despojo: las privaciones y el maltrato la han convertido en una sombra. No queda en ella un rastro de la dignidad familiar, de la autoridad real: sólo el odio la sostiene en pie, la salva de caer en el pozo del silencio; el odio le ha excavado el corazón como se excava una manzana ajada. Elektra posee la intensidad que sólo emanan los espectros, el indescifrable color de la ceniza.
En las palabras terribles que Hugo de Hofmannsthal presta a la heroína –una suerte de peculiar víctima culpable–, hay un pasaje especialmente iluminado, un pasaje que contiene una imagen absoluta, irreductible: el cabello de Elektra es una maraña de serpientes repulsivas, está sucio, arruinado, envilecido; es el cabello de una mujer a ras de suelo. Pero una vez fue el cabello espléndido de una princesa altiva, un cabello “que hacía estremecer a los hombres”. El odio ha hecho presa en los ojos de Elektra y la indignidad en su pelo. No son sus ropas miserables lo que deplora la princesa, sino su melena desolada: el espanto se ha instalado en su cabello, y este es un lamento absolutamente nuevo. Único. Estremecedor. Y sensualmente herido.
Elektra, la pobre niña con su pelo como un imperio destrozado, se ha convertido en añosa profetisa del dolor: ese dolor que –decía Esquilo– nunca muere.

[El texto de la escena:
Nein, du sollst mich nicht umarmen!/Tritt weg, ich schäme mich vor dir./Ich weiß nicht,/wie du mich ansiehst./Ich bin nur mehr der Leichnam/deiner Schwester, mein armes Kind!/Ich weiß, es schaudert dich vor mir/und war doch eines Königs Tochter!/Ich glaube, ich war schön:/ wenn ich die Lampe ausblies/vor meinem Spiegel,/fühlt' ich es mir keuschem Schauer./Ich fühlt' es wie der dünne Strahl/des Mondes in meines Körpers/weißer Nacktheit badete,/so wie in einem Weiher,/und mein Haar war solches Haar,/vor dem die Männer zittern,/dies Haar, versträhnt, beschmutzt,/erniedrigt. Verstehst du's, Bruder?/Ich habe Alles was ich war,/hingeben müssen. Meine Scham/hab' ich geopfert, die Scham,/die süßer als Alles ist, die Scham,/die wie der Silberdunst,/der milchige, des Monds um jedes/Weib herum ist und das Gräßliche/von ihr und ihrer Seele weghält./Verstehst du's, Bruder?/Diese süßen Schauder hab' ich dem/Vater opfern müssen./Meinst du, wenn ich an/meinem Leib mich freute,/drangen seine Seufzer,/drang nicht sein Stöhnen/an mein Bette?/Eifersüchtig sind die Töten:/und er schickte mir den Haß,/den hohläugigen Haß als Bräutigam./So bin ich eine Prophetin immerfort/gewesen und habe nichts/hervorgebracht aus mir und meinem/Leib als Flüche und Verzweiflung!
¡No, no debes abrazarme!/Retrocede. Ante ti, siento vergüenza./No sé qué puedes pensar de mi aspecto/No soy más que el cadáver/de tu hermana. ¡Mi pobre niño!/Sientes repulsión ante mi aspecto,/pero ¡yo fui la hija de un rey!/Hubo un tiempo en que era bella:/cuando apagaba la luz del espejo,/lo percibía con un casto temblor./Lo sentía como los rayos de la luna/sobre la blanca desnudez de mi cuerpo,/como si estuviera en un lago,/y mi cabello era tal/que hacía estremecer a los hombres:/este cabello, sucio, envilecido./¿Lo entiendes, hermano?/He tenido que abandonar/todo cuanto fui./Tuve que sacrificar mi propio pudor./El pudor, lo más dulce que tenía./El pudor, que es como el aura/plateada y lechosa de la luna,/que cubre a toda mujer/y que mantiene apartado/todo horror de sí y de su alma./¿Lo entiendes, hermano?/He sacrificado ese dulce escudo/en memoria de nuestro padre./¿No comprendes que si yo hubiese/hallado placer en mi cuerpo,/sus suspiros y gemidos se habrían/abierto paso hasta mi lecho?/Los muertos son celosos:/y él me envió el odio,/el odio de sus ojos hundidos,/como prometido./¡Por eso me he convertido/en una profetisa,/y por eso nada ha salido de mí,/ni de mi cuerpo,/salvo maldiciones y desolación!]

19 comentarios:

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Pues no va a ser sólo el cabello, también la vista se envilece: y es que una mala pasada ocular me hizo leer «Brigitte Nielsen» y no «Birgit Nilsson».
Cierto que ambas cantaron, solo que de una destaca su poderío vocal y de la otra el poderío torácico. Fuera de esa coincidencia, poco más justifica el lapsus oculi.
Eso sí, puestas a enmarañarse el pelo, no sé con cuál me quedaría...

Vaya, eso sí, un ósculo para aquella que "hace estremecer a los hombres", Ana de la Robla.

JML dijo...

Mi “estremecida” Ana:

Nada sería del todo épico sin estas tempestades femeninas. Hay que pagar un alto precio por ellas, un precio de género: sacrificar la belleza… y el cabello, claro. Lo reconozco: Sin la sensualidad femenina el dolor sólo sería una herida mortal.

Te beso el cabello, de la raíz a las puntas…

Anónimo dijo...

Para Javier: veo que has vuelto con fuerzas de tus vacaciones... o con ganas de "desmelene" cuando menos... Ya ves, yo no enmarañaría la cabellera a ninguna de las dos (no es cosa de sexo), pero a la Nielsen ni de broma (qué miedo). En cuanto a mí... no creo que estremezca más que a quienes doy palo en el Diario Montañés... y eso con suerte; ya no se estremece nadie por nada. Beso y rebienvenido.

Para mi Perdedor: Sin la sensualidad masculina el dolor no se transformaría en poemas, en libros. Basium scriptorium.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Mi adorada:
no digo yo que des palo en el Diario —y bien merecidos todos—, ni que no te teman todos los taimados y malandrines de este mundo villano; pero no me hagas creer que ignoras tu ascendente y tus efectos: ¿quién si no tú es capaz de estremecernos?

¡Ah, bendita modestia!

Anónimo dijo...

Javi: ¡¡gamberro!!

Sir John More dijo...

Venga, venga, haya paz... Pero eso sí, Ana, observando tu foto juraría que haces tus pinitos con la ópera, aunque sea mientras cocinas... Yo intenté una vez tararear con Lopardo por ver si acariciaba a la Gheorghiu, y se me rompieron dos cuerdas vocales. Desde entonces sólo silbo.

Besos, y veré si encuentro un rato largo para la Elektra de Strauss. Tengo a la ópera olvidadísima...

Jorgewic dijo...

Elektra es el mejor purgante del espíritu, a mí el médico me la tiene recetada para después de los telediarios de Antena 3 y los atascos de los fines de semana en la Nacional II.

En cierta ocasión un amiguete y yo le metimos a base de bien con altavoces pegados a la pared el tema de Agamenón a un vecino borde que no quería bajar la música, y desde entonces lo tenemos pastadito en nuestro código genético, no se va ni con salfumán, oyes.

Lo último que recuerdo de la versión de Böhm/Rysanek es que pedimos el DVD a Japón, nos costó un huevo, y los cabritos de la Deutsche lo sacaron al mes siguiente en España, como con recochineo. Desde entonces nunca más hemos vuelto a comprar un disco, nos vamos derechitos a la Manta Club y hacemos las solicitudes con propina por pieza cobrada. Es lo que tienen los profesionales...
Alleinnnn....

Anónimo dijo...

Para Sir: Ten cuidado con las aproximaciones... Conocí a uno que se tragó enterito el Decálogo de Kieslowski por razones amorosas y no le sirvió de nada ;))) Tienes razón, hice mis pinitos, pero ahora ya sólo canto en secreto. Besos.

Para Jorgewic: Para los vecinos insolentes también sirve el gregoriano, alecciona que es un gusto (te lo digo por experiencia). El top manta está fenomenal, y a personalmente me encanta que choriceen cuanto puedan, pero a mí me pierde tener el disco con su presentación chula y todo eso. Aunque contra el robo a mano armada, bien está el robo por legítima defensa. Besos.

Sir John More dijo...

No puedo dejar de recordar a unos tunos sorianos. Hace años, de jovencitos, dormíamos mi mujer, un amigo y yo en una tienda de campaña en el camping de Calatayud. Llegaron a la una de la mañana, entraron sin permiso el coche, frenaron junto a nuestra tienda, y nos cantaron Clavelitos y Cantaynollores hasta las tantas. Estuvimos a punto de liarnos a tortas con ellos, pero se callaron cuando mi amigo les rompió la cremallera de la tienda en el último aviso. Luego hicimos algo aún mejor: a la mañana entré mi 205, les acerqué el maletero, y puse a todo gas un disquito maravilloso de los Gwar, que a la dureza de algunas obras clásicas une un ruido la mar de simpático. Si viérais cómo salían las cucarachas del agujero... Je, je... Los efectos medicinales de la música... Es que con el vecino borde de Jorgewic me acordé del lance y me dio la nostalgia...

Besos

uminuscula dijo...

¿Puedo sentir que lo escribiste para mí? Para no llorar tengo que aguantarme mucho.

Anónimo dijo...

Querida u: tu cabello es hermoso. Un beso.

tennisjournalist dijo...

Hola. La escena que dejaste es hermosa, muestra el dolor y la vergüenza de una manera maravillosa.
Te cuento qu tengo un blog sobre literatura, cine, música, deportes y otras cosas. La dirección es http://todoloqueimagines.blogspot.com
Me gustaría que lo visites y me dejes tu comentario.
Saludos. Adios

Anónimo dijo...

Si la traduktion is yours entonces lo phlipo uber alles!!!
:))))))

Sir John More dijo...

Perdona, Ana, pero así no se puede leer un blog. O dejas de poner fotos esas fotos tuyas, o al final el texto va a ser lo de menos... Así, te lo aseguro, no hay manera...

:-p

Anónimo dijo...

Para tennisjournalist: cuenta con que por ahí me pasaré. Mil gracias y un saludo.

Para siegfried: la traduktion is not mine, sino del libreto de un disco, aunque scio un poco de alemán. Sí he mejorado algunos versos que pensé que lo merecían. Danke y un saludo.

Para mi querido Sir: es usted malévolo, pero sepa que le aprecio enormemente. Beso fotogénico.

JML dijo...

Perturbadora Ana:

Si me lo permite me suscribo al coro y canto sus alabanzas... aunque me da que vd. es un espíritu libre y está por encima de esas cosas. De todos modos un poco de coquetería no viene mal

Un beso conmovido (de lector y de mirón a través de esta ventana indiscreta)

Anónimo dijo...

Para mi Perdedor: sabe usted que es coreuta de mi especial preferencia. Me alegra perturbarle, siquiera porque conozca la sensación que siempre dejan en mí sus palabras. Beso agradecido a través de la ventana.

uminuscula dijo...

Es verdad, estás re guapa :)
Ana, hoy he conocido a un manchego que a todo le pone el re, y me ha encantado.

Oh, en cuanto a mis manitas, ¿será por qué tengo doce años mentales y aún uso gomitas (para el cabello que acaban en mis muñecas) con corazones? :)


Tienes un poco de razón. Dicen los que me ven que tengo manos (y pies) de bebé.


Así que nada, voy a gatear hasta Barcelona. Dejo aquí mi abrazo. Y un beso.

Anónimo dijo...

Un rebeso. Buen viaje y mejor re-vuelta...