viernes, 7 de septiembre de 2007

PRINCIPIOS Y FINALES

Ya decía Valle-Inclán que “las cosas no son como son sino como las recordamos”. Esa distancia entre el ser y el recordar es el pantanoso territorio donde todo ocurre y donde todo se resuelve: esa oscura trastienda agazapada a la vuelta de una puerta o –las más de las veces– al otro lado de una tela miserable. En aquel rincón absurdo y sucio se teje y se desteje la historia y sus recodos, y nunca nos percatamos del curso feraz de la labor; hasta que un día, cansados de caminar entre las piedras, cegados por un reflejo insólito, nos sentamos en una banqueta sumisa y fijamos la vista en lo sombrío, en el ángulo callado y hacendoso. Más allá del cortinaje, deshilachado y vil, sollozan las palabras, las imágenes, las cenizas de los días. Es el envés de los recuerdos, es el azogue perverso que transverbera el corazón. Es el final del principio. La memoria se convierte en un consuelo; o una daga.
Con la locura del lenguaje baila el hombre sobre todas las cosas”. Nietzsche sabía que el lenguaje es el más sutil de los espejismos y el más eficaz de los venenos, que lo escrito no sólo permanece, sino que también daña, y ese dolor nunca termina porque la tinta lo hace inmune al tiempo y la belleza. Cuando el baile orgiástico de sílabas termina y la locura se disipa como alcohol evaporado con el fuego, sólo resta el resplandor febril de la carnicería; y el hedor, como un heraldo agraz de los escombros. El lenguaje se convierte en la mortaja del recuerdo, en obediente profetisa del final. Cartas, conversaciones, promesas… Cristales que estallan en puñales diminutos. Palabras que dejan sólo un breve poso de óxido en los labios.

17 comentarios:

MAX Y LULA dijo...

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...

Reb dijo...

Me has dejado KO. Qué bueno!!! menudo duelo contra el lenguaje.

Jorgewic dijo...

El "óxido de las palabras" más que en la boca..., mmmm, ¿no se quedará en los ojos? ¿Recuerdas a aquel otro que decía lo de "ver es ver volver", siempre dudo de si se refería a una sensación o a un pensamiento?

El día que a la vida le pongan de verdad el freno y marcha atrás nos vamos a reir mucho. Imagínate al bueno de Federico, si hubiera conocido esta borrachera "internetera", con lo sensible y trasto que era el chico.

En fin, más puñalás da la jambre, que yo digo.
Besitos

leo dijo...

Y encima olvidamos lo malo por lo que estamos condenados a la repetición, a las multiples variaciones sobre los mismos temas. Por eso creo que hay que escribir todo...
Genial la entrada, Ana. Es un gusto leerte. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me preguntaba cómo estarán ahora esos corazones atravesados de aquella calle de Viena. Los imagino borrados, quizás se adivine aún un puñal o un corazón. El púrpura de entonces será gris ahora, mate. Todo gris y mate, apenas visto, en el déjà vu cansino del abandono, todo tragado y digerido por miles de suelas que caminan a diario sobre los corazones rotos, sin tropiezos, llevándose consigo una fracción párvula, insignificante, del puñal o del corazón. Y la calle, imagino, permanecerá firme, como el sustrato cansado y tozudo de aquella pintura herida y perecedera, esperando, quizás, a que vuelva el púrpura, libre ya de metales, con unas alas minúsculas, muy blancas, que nadie se atreva siquiera a pisar.
Scripta manent, tú me lo enseñaste.

Enrique V

Anónimo dijo...

Gracias a todos por vuestra cálida visita en estos tiempos de final.

Y gracias a ti, amado Enrique V, porque más de una vez tus palabras me sanaron. Y por aquellas flores que también permanecen en mi corazón, y que me descubrieron la sorpresa, la belleza, el sabor inesperado de la vida. Un beso en tus dulces alas blancas.

Anónimo dijo...

Querida Ana: Me ha entristecido el olor de esos despojos. Abre todas las ventanas, deja que entre la luz y te inunde los rincones... El óxido se torna oro entre tus labios. Un beso.

Anónimo dijo...

Amigo Anónimo, se agradecen tus deseos de luz tras la consumación del desastre. No temas dejar tu nombre: la oscuridad sólo acarrea dolor. Un abrazo.

Sir John More dijo...

En el Tanatorio donde velamos a mi madre hace unos ocho meses, en la cómoda y limpia sala en la que permanecimos un día y dos noches, había folletos de unos señores que se ofrecían a convertir el pelo de nuestros familiares en diamantes. Me he acordado de esto leyéndote, porque (y mira que yo soy propenso a revolcarme en mis tristezas) se me ocurre que con todas esas palabras y todos esos rincones del recuerdo pronto podrás hacer diamantes. Conociéndote un poco, seguro.

Un beso.

Anónimo dijo...

Diamantes. Lágrimas disecadas. Gracias por tu caricia transparente, Sir... Un beso, elegante como tú.

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Por eso no sabemos cómo ha sido exactamente la historia, sino como la recordaron quienes la escribieron.
Saludos

C.C.Buxter dijo...

Ya lo dijo Desnos: "tanto soñé de tí que he perdido tu imagen". Siempre quedaré el consuelo (o el remordimiento) de no saber con certeza si lo que recordamos fue realmente así...

Anónimo dijo...

Pablo a.: la Historia... Algo que no sucedió contado por alguien que nunca estuvo allí (RGS).

Querido C.C. Buxter: el consuelo... o la trampa.

Anónimo dijo...

Craneo previlegiado que diría el borracho de LUCES DE BOHEMIA.
Encantada de haber dado contigo.

Anónimo dijo...

Bienvenida, amiga.

uminuscula dijo...

Hola, Ana, ¿cómo estás? ¡Ya es viernes! Que tengas bello fin de semana, que escribas algo, que tengo ganas :D

Anónimo dijo...

Gracias, cielo. Han sido días difíciles (a mí también se me ha caído la t), pero prometo renovar hoy. Un beso.