Una broma. Un ejercicio egocéntrico. Una exhibición homosexual. Una protesta política. Todas estas interpretaciones y alguna que otra más ha merecido una de las piezas más controvertidas de la historia de la ¿música?: la célebre 4’33’’ de John Cage, consistente, como es sabido, en un silencio que se prolonga aproximadamente –tan sólo es una acotación orientativa, si hemos de seguir los dictados del compositor– durante cuatro minutos y treinta y tres segundos.
Cierto es que para ser una mera broma, Cage se tomó el asunto con gran dedicación, invirtiendo en ello varios años y bastante literatura. La pieza ha conocido cuatro partituras sucesivas –unas pautadas, aunque obviamente sin notación; otras sin pautar– con precisiones distintas en relación con los tiempos y diferente paginación. De la primera de las partituras, que no se conserva, tenemos referencia por su primer intérprete, el pianista David Tudor. El número de páginas que deben pasarse en la interpretación y la propia “escenificación” de la obra pueden alterar la duración propuesta por Cage, en licencia aceptada por el propio compositor, si bien lo habitual suele ser la ejecución con presencia de cronómetro. La obra, en tres movimientos, cabe ser interpretada por un solo instrumento o por una composición de instrumentos. De este modo, se han realizado interpretaciones al piano –como la original de Tudor–, pero también al piano con acompañamiento de “voz”, e incluso por orquesta.
Probablemente el silencio como ausencia de sonido y la oscuridad como ausencia de luz encarnan dos de los conceptos – o “no-conceptos”, si se quiere– más inquietantes en la historia de las ideas y del arte. A ellos hay que añadir la confrontación negro-blanco en tanto no-color frente a suma abstracta de colores. Estos elementos no son ajenos entre sí, y en particular en el ámbito sonoro ya los griegos entendían el término ‘croma’ como sinónimo de ‘timbre’. Goethe teorizó profusamente a este respecto; bien conocida es la formulación de la escala cromática musical que realizó en Zur Farbenlehre.
Aunque en textos diversos y en conferencias que impartió en años y foros previos –en particular desde 1948– ya Cage había mostrado su preocupación por el “problema” del silencio, parece que le propinó un aldabonazo en plena frente la serie White paintings que Robert Rauschenberg expuso en 1951 en el Black Mountain College, y que Cage había tenido oportunidad de contemplar meses antes en el propio estudio del artista. Las pinturas blancas de Rauschenberg no constituían ninguna novedad en lo formal –imposible eludir los trabajos de Malevich realizados un cuarto de siglo antes– pero sí en lo conceptual: la pureza perseguida por el ruso se veía sustituida por la saturación que pretendía el tejano, al incorporar a la brillantez del blanco la acción del polvo depositado o de las sombras involuntarias de los espectadores. Precisamente estos elementos ajenos a la obra que, no obstante, pasan a integrarla de modo inmediato, provocaron la fascinación de Cage.
Fue entonces cuando 4’33’’ acabó de perfilarse. Y nació. Era el verano de 1952. Como el silencio per se no existe más que en tanto concepto, 4’33’’ es una pieza que por fuerza se imbuye del entorno en que tiene lugar. Así pues, cada interpretación de la pieza supone un hito único, dado que nunca es idéntica la interpretación, pero tampoco el ruido ambiental: una sala de conciertos implica intervenciones distintas a las generadas por una ejecución en plena naturaleza o bien a la intemperie en un espacio urbano. El público también actúa como factor distintivo: en unos casos comenta, en otros se ríe… El silencio es inasible, irrepetible.
No pensaban lo mismo los herederos de John Cage, que en 2002 demandaron al grupo musical The Planets a causa del corte A one minute silence incluido en su disco Classical Grafitti, aduciendo que suponía un plagio inadmisible de la ya clásica obra del compositor. El conflicto terminó por arreglarse a golpe de talonario fuera de los tribunales. Desde entonces el silencio, último bastión de la utopía, es propiedad privada.
Cierto es que para ser una mera broma, Cage se tomó el asunto con gran dedicación, invirtiendo en ello varios años y bastante literatura. La pieza ha conocido cuatro partituras sucesivas –unas pautadas, aunque obviamente sin notación; otras sin pautar– con precisiones distintas en relación con los tiempos y diferente paginación. De la primera de las partituras, que no se conserva, tenemos referencia por su primer intérprete, el pianista David Tudor. El número de páginas que deben pasarse en la interpretación y la propia “escenificación” de la obra pueden alterar la duración propuesta por Cage, en licencia aceptada por el propio compositor, si bien lo habitual suele ser la ejecución con presencia de cronómetro. La obra, en tres movimientos, cabe ser interpretada por un solo instrumento o por una composición de instrumentos. De este modo, se han realizado interpretaciones al piano –como la original de Tudor–, pero también al piano con acompañamiento de “voz”, e incluso por orquesta.
Probablemente el silencio como ausencia de sonido y la oscuridad como ausencia de luz encarnan dos de los conceptos – o “no-conceptos”, si se quiere– más inquietantes en la historia de las ideas y del arte. A ellos hay que añadir la confrontación negro-blanco en tanto no-color frente a suma abstracta de colores. Estos elementos no son ajenos entre sí, y en particular en el ámbito sonoro ya los griegos entendían el término ‘croma’ como sinónimo de ‘timbre’. Goethe teorizó profusamente a este respecto; bien conocida es la formulación de la escala cromática musical que realizó en Zur Farbenlehre.
Aunque en textos diversos y en conferencias que impartió en años y foros previos –en particular desde 1948– ya Cage había mostrado su preocupación por el “problema” del silencio, parece que le propinó un aldabonazo en plena frente la serie White paintings que Robert Rauschenberg expuso en 1951 en el Black Mountain College, y que Cage había tenido oportunidad de contemplar meses antes en el propio estudio del artista. Las pinturas blancas de Rauschenberg no constituían ninguna novedad en lo formal –imposible eludir los trabajos de Malevich realizados un cuarto de siglo antes– pero sí en lo conceptual: la pureza perseguida por el ruso se veía sustituida por la saturación que pretendía el tejano, al incorporar a la brillantez del blanco la acción del polvo depositado o de las sombras involuntarias de los espectadores. Precisamente estos elementos ajenos a la obra que, no obstante, pasan a integrarla de modo inmediato, provocaron la fascinación de Cage.
Fue entonces cuando 4’33’’ acabó de perfilarse. Y nació. Era el verano de 1952. Como el silencio per se no existe más que en tanto concepto, 4’33’’ es una pieza que por fuerza se imbuye del entorno en que tiene lugar. Así pues, cada interpretación de la pieza supone un hito único, dado que nunca es idéntica la interpretación, pero tampoco el ruido ambiental: una sala de conciertos implica intervenciones distintas a las generadas por una ejecución en plena naturaleza o bien a la intemperie en un espacio urbano. El público también actúa como factor distintivo: en unos casos comenta, en otros se ríe… El silencio es inasible, irrepetible.
No pensaban lo mismo los herederos de John Cage, que en 2002 demandaron al grupo musical The Planets a causa del corte A one minute silence incluido en su disco Classical Grafitti, aduciendo que suponía un plagio inadmisible de la ya clásica obra del compositor. El conflicto terminó por arreglarse a golpe de talonario fuera de los tribunales. Desde entonces el silencio, último bastión de la utopía, es propiedad privada.
53 comentarios:
Seguro que se debe a mi natural asilvestrado, pero para mí que eso de registrar el silencio no pasa de ser una boutade que no debería haber pasado de ahí. A fin de cuentas, la gracia ya la había hecho Malevich con su "blanco sobre blanco", y me da que Bruger y Titanlux no le pagan royalties por eso.
¿Qué tal estás? Besotote.
Querida Ana,
4:33 de John Cage. Lo cierto es que, cuando descubrí la pieza me pareció una idea de lo más interesante, supongo que atraído por la casi insultante obviedad de la obra. Fíjate que, también en video, yo había visto una representación al piano; pues te parecerá una tontería, pero la representación que nos facilitas es muchísimo más espectacular. Realmente, el silencio me parece todavía más monumental, radicalmente distinto. Dices que "el silencio es inasible, irrepetible". Estoy de acuerdo contigo y es eso, en mi opinión, lo que realmente da valor a la idea de Cage. Es una lástima que sus herederos lo malinterpretaran tanto. Ya ves que creo (y quizá aquí ya estoy desvariando), que la demanda contra The Planets vulnera por completo el espíritu de la obra; si cada silencio es copia del de Cage, el de Cage no vale nada.
Me vas a tener que perdonar... Quizá sea que estoy falto de sueño.
Un beso.
Mi querido Javi: Ya sabes que los totalitarios -nunca faltan- registran hasta el aire que respiras... y se lo apropian, por supuesto. Cuídate...
***
Mi preciado Nuncio: No sólo no devarías, sino que das en el clavo. Probablemente Cage jamás hubiera autorizado esa demanda, absolutamente ridícula y, sobre todo, blasfema contra el espíritu de su obra. Precisamente por eso, porque lo que Cage defendía era que cada 4'33'' era diferente. Dios -o quien sea- nos libre de los herederos...
Un fuerte abrazo y un beso sin plagios.
Curioso. Es cierto que cada silencio tiene cualidades diferentes, pero ¿significa eso que todos deben/pueden ser considerados música?
Gracias por estas historias, Ana.
Besotes.
Espero no tener que pagar a nadie por la cara de asombro que se me ha quedado al leerte. No das tregua: Otra vez genial. Si me permites descender un momento al mundano ámbito de los ordenadores, diré que Micro$oft tiene registradas, entre otras cosas absurdas, el doble click del ratón, asunto que a los usuarios de Linux nos tiene bastante irritados...
Es curioso, un tema como el silencio, la cantidad de literatura que ha suscitado. Ni la poesía se libra de eso, como bien sabes.
Un beso.
Preciosa Leo: Imagino que tu pregunta es exactamente igual que la que se formulaba hace no muchos años Cynthia Freeman en su libro "Pero, ¿esto es arte?". Supongo que el concepto de "música" en la segunda mitad del siglo XX ha sufrido una transformación tan grande que puede elásticamente considerarse como tal prácticamente cualquier cosa. En el caso de la obrita de Cage, tiene más de performance que de música, aunque él se esfuerce en representar el silencio en papel pautado. En otros casos -la "música" del fallecido Stockhausen, de Xenaquis, de Berio, de Nono y de tantos otros, que indagan esencialmente en la electrónica y en las múltiples posibilidades de los sonidos- para mí se trata más de investigación que propiamente de música. Aunque a veces te llevas sorpresas sugestivas. Prueba y verás...
Gracias por estar. Beso grande.
***
Mi muy querido Juan Manuel: Lo que cuentas tú sí que es de asombro. O sea, que cada vez que uso el ratoncillo y le doy dos veces al dedo son dólares para el señor Puertas... Cómoda manera de hacer dinero. Incredibilis.
Beso sin registrar.
Querida mía, has de saber que esa obra de John Cage es una de mis favoritas, hasta el extremo que la intepreto tooooodos los días al afeitarme. Porque mis rasuramientos duran exactamente éso, 4 minutos con 33 segundos, canónicamente y metrónomo en mano. A veces me da por la navaja de chelo, a veces por la de viola, a veces por la flauta de Bartolo, pero soy tan perfeccionista que si no me gusta o cometo un error, empiezo de nuevo desde el principio, y como ya no me suele quedar barba paso a las piernas, entrepiernas y axilas. Todo ello me ha permitido, gracias a una dedicación entusiasta de tantos años, tener el torso, partes pudendas y extremidades más erótizantes de esta parte del mundo occidental, como pueden testimoniar cuantas mujeres han tenido la ocasión de asistir a las susodichas interpretaciones (siempre totalmente gratuitas y de rigurosa etiqueta o vestido de noche).
Bien está que de vez en cuando se haga justicia al amigo Cage, ese genio incomprendido, tan denostado últimamente...
Besos
Mi rasurado Jorgewic: Estoy segura de que Cage se sentiría satisfecho de tan avezado intérprete. Pero por aquí, que somos positivistas -puaf-, preferiríamos ver pruebas documentales de esa erotizante ejecución, o al menos de los resultados obtenidos...
Beso expectante :-))
También tiene que haber un Pierre Menard en esto, alguien que vislumbre la obra permeada por el contexto y la dimensión temporal. En su burbuja conceptual apreciamos y discutimos la originalidad de este plagio que tiene al silencio por autor agraviado, pero fuera de la burbuja nada de esto existiría sin un enunciado. En eso se nos queda la música: palabra, relato… arqueología pura…
Un beso para tu enunciado
Mi adorado Elperdedor: Un Pierre Menard que reescriba el silencio, que lo redescubra incluso... Gran hallazgo sería ese. Más dulce que la bella Nínive tomada por el tiempo. Y darle otro nombre; silencioso, por supuesto.
Beso sin palabras.
Hace unos minutos he confesado mi analfabetismo musical en otro de tus blogs, pero ahora quizá me retracte. No recuerdo haber escuchado más de media docena de composiciones en mi única asignatura de música; hasta ahora lo consideraba un dislate, pero ahora veo la luz: era un gran homenaje de cincuenta y cinco minutos a la obra de Cage.
Por otra parte, no te sorprendas de que el silencio sea propiedad privada. Ya están registrados los colores (sin ir más lejos, los que utilizan las compañías telefónicas), algunas palabras en apariencia no apropiables (como felicidad o disfrutar) e incluso la fragancia que dicen que desprenden las pelotas de tenis de cierta marca comercial.
Pues líbreme el cielo de querer pasar por ese niñito que dice lo que todos piensan sobre el traje del Emperador, sobre todo porque ya veo que tantos pensáis que Don Juan Jaula hizo con ese 4'33" una pieza interesante, así que de niñito nada, todo lo más uno que disiente en su infinita ignorancia.
No obstante, no puedo dejar de declarar que, Ana, escribes un texto hermoso e interesante sobre una obra que me parece, al cabo, una tomadura de pelo. Es como sentar a una audiencia frente a un atardecer invernal en lo alto del Mulhacén, y titular la obra, ¿qué te diría yo?, High Broken Stillness, esperando que el viento y algún pajarillo temerario alejen a los listos de los herederos del Jaula, que me da a mí que heredaron no sólo sus beneficios, sino también la listeza del ascendiente. Por supuesto, cada representación sería diferente, y las más divertidas serían las que fuesen interpretadas bajo una tormenta de nieve... Lo siento, lo siento, pero desde que vi a Tony Leblanc pelar y comerse una manzana ante las cámaras, no puedo con los rompedores puros, por mucho que aderecen sus obras con explicaciones infinitas.
Los herederos se pasaron registrando el silencio, y Don Juan tratando de llamarnos la atención sobre algo que ya se escuchaba con mucha atención desde hacía siglos, no sólo en la vida cotidiana, sino en multitud de obras musicales deliciosas; eso sí, en ninguna de una forma tan pesada.
Besos de niño malo (bastante indocumentado y un pelín atrevido).
Me gusta más cualquier partitura de Handel, aunque he descubierto que puedo tener aptitudes para la música. Demasiado vanguardista para mí.. Lo mejor de la pieza es cuando el director se enjuga la frente, pasa la pagina de la partitura y sigue con lo mismo (nada). Prefiero un poquito de ruido:-).
Me perdonas, Ana, por repetir, pero prometo ser más escueto. Es que un amigo, aficionado a la flauta travesera, después de leer todo esto que andamos comentando sobre Cage y sus silencios, me hace una pregunta a la que no sé qué contestar, y a ver si alguien tiene respuesta. Mi amigo quería saber si se ha hecho una buena transcripción para flauta de esta obra, o si por el contrario "resulta imposible acometer tamaña obra con un instrumento monofónico, o monosilente".
Por cierto, más de un músico en el vídeo está a punto de morirse de risa... Aunque bien podría ser que la obra, además de silenciosa, también tenga alguna intención humorística, claro... Venga, ya me callo. Ah, no, sólo una pregunta más, Ana, ¿acierto cuando intuyo algo de ironía en tu texto? Lo mismo me estoy pasando varios pueblos, pero tú me sabrás perdonar. Soy del sur, sevillano, un poco descentrado en general, tendente al chiste fácil, tú sabes... Besos cariñosos.
Juro que es el último, por favor, Ana, acéptamelo. Pero es que es el primer concierto en el que no escucho al señor de los bufidos y a la señora del caramelito de menta... Ya debía de estar disfrutando la gente. Aunque si era la impresión de la música, ahora mismo me apunto a que toda la música, a partir de ahora, sea silenciosa. No íbamos a disfrutar nada, pero igual nos quedábamos tranquilos desactivando al de los bufidos, a la del caramelito de menta, a la del abanico y al del móvil... Perdón, perdón...
Ay, jajajajjaa, Sir John, qué gamberro... Y qué gracioso.
Mi querido C.C.Buxter: Al hilo de lo que venimos comentando en nuestros respectivos blogs acerca de la educación, creo que una libre interpretación (de varias horas, o sea) del 4'33'' en nuestros centros de enseñanza sería más provechosa que los días perdidos en la enunciación de estupideces que suele ser habitual en estas pequeñas grandes guarderías. Tu propia experiencia viene a ser una confirmación irrefutable :-)
Por lo demás, ten cuidado no vayan a denunciarte por usurpar un nombre registrado... Ya sabes que los de las SGAE -y dentro de ella unos más que otros- andan al quite para incrementar el sueldo a fin de mes.
Beso patentado (for if the flies).
***
Mi querido Luis: Yo también me he deleitado particularmente con ese instante en que el diretor, sin duda agotado por la dificultad de la obra, se empapa el sudor de la frente con su pañuelo. Me alegra haberte mostrado lo que es música auténticamente vanguardista :-))
Beso de descubrimiento.
Lástima que haya tantos músicos y escritores -pedírselo a los políticos es, ay, pedir demasiado- que no acaben de animarse a plagiar, multiplicados, los 273 segundos del ora silente, ora verborreico Cage.
Crucemos los dedos.
(Siguiendo el camino del agua, del mismo oxígeno: el silencio, Ana, hace mucho que cotiza. ¿O no nos cobran ya insonorizaciones urbanas y retiros monásticos? ¿No agradecemos el regalo de unos vecinos noctámbulamente discretos? ¿No suplicamos, impacientes, a Hugo Chávez?)
Mi revolucionario Sir: Lo de High Broken Stillness promete, no lo dejes pasar :-)
No dejas de tener razón en todo lo que dices, aunque a la vez pìenso que debe ser matizado. En realidad, cualquier obra de arte es reiterativa en relación con aquello que representa o a lo que refiere. Ya lo decía Aristóteles con claridad: ut pictura poesis. Ese concepto de mera reproducción ha variado con los siglos, claro, pero la referencialidad permanece intacta. Esto quiere decir que no porque reparemos cotidianamente en el vuelo del ave debe el poeta o el pintor o quien sea renunciar a rescatar e incluso enriquecer ese vuelo en su obra. Creo que lo mismo cabe decir del silencio: tal vez a su obviedad lo que Juan Jaula añade es la atención, la receptividad sensible extrema a tal "elemento", como cuando Malevich habla de lo esencial del punto y la cruz o Rauschenberg focaliza la atención sobre el hecho de que el blanco es algo más que blanco.
Probablemente, la Historia del Pensamiento se compone de cuestiones que son obvias, pero que necesitan de una sistematización y un subrayado para que realmente adquieran el protagonismo que merecen. Si lo analizas, el Imperativo Categórico de Kant es una obviedad; pero es una obviedad necesaria.
Con esto quiero decir que Cage se apuntó un tanto importante al proponer ese provocadora reflexión sobre el silencio. El hecho de que llevara dándole vueltas en la cabeza varios años creo que le aparta de la mera boutade, de ser un caradura. Ahora bien, luego llega la cosa en sí, la ejecución de los famosos 4'33''. Es probable que el Jaula se diera cuenta de que había descubierto una mina, porque esta "obra" se cuenta ciertamente entre sus piezas más conocidas. De ahí que los herederos acabasen por sacar tajada.
No puedo negar que una cierta ironía impregna mi escrito, es verdad -la interpretación en el sacrosanto Barbican no tiene desperdicio-. Al mismo tiempo, admito una cierta fascinación por la obrita -o más exactamente, por el armazón teórico que puede haber detrás-. Ya sabes que con frecuencia la risa y la reflexión van unidas.
El amigo Jaula tuvo la ocurrencia de ser el primero, y esa ocurrencia tiene su miga; ahora, con el precedente de Cage, cualquier variación sobre este tema me parecería una estafa.
En cuanto a tu amigo, puede si quiere interpretar la obra cuando guste, ya que está escrita para un solo instrumento -aunque luego se ampliara la posibilidad a un conjunto-. Avísanos cuando dé el correspondiente concierto. Prometo que apagaré el móvil :-))
Un beso grande y serio... aunque con un poco de choteo.
Mi preciado amigo Sianes: Veo que por sólo veinte minutos me he adelantado a usted en la íntima petición de que la obra de Cage se hiciera eterne en algunos casos y bocas. Un deseo para esta Navidad... :-)
Un beso.
Permitidme que, después de unos días como "peeping tom" de este fascinante blog -que desmiente todos mis prejuicios sobre la blogosfera entendida como pura egosfera-, me sume humildemente a este coro de inteligencias (lo digo sin la más mínima ironía, aunque eso sea raro en mí).
Ha sido doloroso, pero quizá útil, atravesar un siglo que, más que de conquistas, creo firmemente que lo ha sido de límites. Algunos de ellos eran obvios, pero era necesario hacerlos visibles aun a costa de coquetear peligrosamente con la tautología, el ridículo o la infantilización impostora. Siquiera como contrapeso a la orgía de perversiones del lenguaje, del sentido, del símbolo, del sonido que arreciaron justo antes de la I Guerra Mundial y que no han remitido todavía. Este de Mr. Cage es uno de esos límites absolutos y necesarios (como los de Malevitch, Duchamp, Celan, Klein... y el "Lager", el "Gulag", Dresde, Hiroshima y Nagasaki...)
Personalmente, por lo que respecta a la revelación que hay detras del 4:33 de Mr. Cage, prefiero dar un paso atrás después de haberme asomado a su silencio y, lleno de horror sagrado, recuperar sobre ese fondo absoluto las suites para violonchelo o las partitas de Bach. O el "Kind of blue" del tío Davis, o, qué se yo, cualquier cosa de Steely Dan. O el ruido de todos los días, como una pequeña raspadura sobre el blanco del "loop" infinito de 4:33 hacia el que, con o sin Cage, todos nos encaminamos.
Aunque está bien que todos estos Señores del Límite (perdon Auden) nos lo recordaran.
Encantado de leeros, de verdad.
PD.: Por cierto, admirada Ana, para mí que pocas cosas hay menos obvias que el imperativo categórico kantiano. Que la moral kantiana, en general.
Querido Juan Carlos: No exagero si digo que es un placer recibir tu visita y comentarios.
Subrayas con elegancia -esa oportuna paráfrasis del enorme Auden- la necesidad de prestr atención a los límites, aunque, en efecto, después de su vértigo nos decantemos por el disfrute de lo que está más tierra adentro (llámese Bach o comoquiera).
Gracias de nuevo por tus atinadas palabras. Te prometo una visita en cuanto salga de mi matinal jaula particular :-)
Beso.
A ver, explique eso de "lo que está más tierra adentro (llámese Bach o comoquiera)" o vaya hablando con sus madrinas y pensando en las armas, porque el duelo a muerte se hace inevitable. >:-(
No te preocupes por lo de mi nombre, Ana. La pronunciación anglosajona me jugó una mala pasada, y donde dice Buxter debería decir Baxter. ¡Esta vez la SGAE no tiene nada que hacer!
No se me revolucionen las huesttes blogueras johnmoreanas :-)
¿Dónde entendió usted que estar tierra adentro sea mejor ni peor que estar a la orilla?
No se me preocupe usted, que ya sabe que mi monstruo intocable se llama, si mal no recuerdo, Johann Sebastian Bach.
Un beso, querido Sir.
***
Mi querido C.C.Buxter, cuidadín, que los de la SGAE andan siempre de caza, y lo mismo que se registra el silencio se registra la pronunciación y te dan estopa. Aunque ya sé que no te dejarías asediar sin defenderte :_D
Beso grande.
Señorita de la Robla,
A mis deseos no los alteran ya ni las Navidades; sólo tengo en mente causas imposibles: prejubilarme y que gane la liga el Betis.
Lo demás es literatura.
Pues sí que lo lleva chungo, don Francisco. "Infeliz" Navidad, pues.
Un abrazo.
Soy tercamente feliz, querida amiga. Me basta leerla, ananodada, anadonada.
Si ya lo sabía, mujer, si sólo era por quedar con usted, aunque fuese en un duelo a muerte... Oiga, y lo que dice Francisco del Betis, mire que me gustó... Campeón de liga... Jo, mi reino por un campeonato verdiblanco... Y el Sevilla a segunda... Qué barato es soñar...
Milord,
Ojito: soñar es barato, sí; pero despertar me ha costado a veces -escarmiente por bético ajeno- un riñón y casi la salud.
Recuerde: "cuidado con lo que sueñas; puede hacerse realidad".
Y se paga. Se paga...
Dios santo, sí, tienes razón, por un momento he pensado que mi sueño se hace realidad y se me han formado varias piedras en el riñón con sólo imaginar a las turbas verderonas durante días y días, capitaneados por Don Manué, haciendo de esta ciudad un monumento al estruendo papafrita... Bueno, vale, me conformo con que el Sevilla baje a segunda...
Nunca se imaginó Ana que íbamos a convertir su hermoso blog en un conato de Carrusel Deportivo... Je, je... Más linda...
Allí donde brillan la inteligencia, el saber estar, el señorío y el humor, es seguro que se encuentran béticos.
Salud, compañeros.
Ay, Sir, para eso quiere usted verme, para llevarme al fútbol...
Bueno, recuerde usted que ya perdió la oportunidad de ver un Betis-Racing en el que, además, me parece que vencieron los de su tierra. Como dice Ignacio, ¿dónde va a encontrar usted más señorío y más enjundia y más diversión que en un bético...? Bueno, de acuerdo, no todo sería fútbol... :-p
:-)
El bueno de Cage :-) No puedo evitar pensar en mi querido Francisco Monasterio y sus Versos Decápodos, un gran libro, a pesar de que esté completamente en blanco (salvo una excelente introducción y los títulos de cada parte, en la que se incluye el genial "mazorgano velloso"). Un abrazo :-)
Max y Lula: Uy, qué olor a azufre hay por aquí... :-)
Somos un campo infinito de posibilidades por desarrollar
nuestras máximas capacidades creativas!!
en el silencio
de la meditación
en el silencio
de un sonrisa iluminadora!!
=)
un beso querida!!
M:
Gracias por tu blanca visita, querido amigo Matlop!! Un beso.
Compañeros de fatigas Ignacio y Sir John,
Un amigo, en visita a su oncólogo(béticos los dos hasta la médula), esperaba de éste la confirmación de que su metástasis había cesado. Mi amigo entra pálido y sudoroso a consulta y se abalanza sobre su oncólogo, inconsolable:
- Manolo: ¿¡es verdad que le han marcado al Betis en el minuto 90!?
Mi amigo está ya curado. Los dioses me lo protejan para siempre.
Hola Ana,
Rápido porque empieza una película de Antonioni (l'eclisse) y no me la quiero perder. Es una de la mejores bitácoras que he leído.
Llegué aquí dando saltos, como un personaje de Auster.
Te espero en mi blog con mucha curiosidad por saber qué piensas de él.
http://cafeylecturas.blogspot.com
Saludos
Cristian
Querido Cristian: Me alegra que hayas aterrizado por aquí. Y te agradezco tus amabilísimas palabras.
Te prometo visita, lectura y comentario.
Un abrazo.
No tan agradecido como este devoto lector suyo:¡Muchas gracias por venir!No sabe lo que me alegra.Eso sí,ojalá a la proxima tenga suerte y lea algo que valga la pena...Suerte,besos,bye.
Enhorabuena por el blog. La demanda es un simple desbarre. Supongo que no prosperaría, aunque hay muchos jueces excéntricos. En cuanto a la oportunidad de la obra, creo que existe, que es innovadora y sorprendente, pero no admite continuaciones ni seguidores. Saludos.
Bienvenido, amigo. Un saludo.
Hola, Ana, ¿cómo estás? En efecto es inquietante lo del camuflaje. A mí me gusta la foto de la tubería...
También es inquietante que no pongas nada nuevo por aquí. He releído. Es un gustito leerte. Aprendo mucho y me deleito. Gracias.
Espero que estés bien. Hoy en Madrid llueve mucho. Tal vez este post se esté convirtiendo en un mail. No sé. Si ya era yo agitada últimamente lo estoy más. Pero estoy bien. Bueno te mando un beso.Es que estoy de vacaciones, eso también es un punto, y tengo tiempo para deambular y mandarte sonoros abrazos.
Querida u: Demasiado trabajo en los últimos dias me mantiene alejada del blog, no te preocupes. Celebro tu vacación, espléndida para el espíritu.
Gracias por pasearte par ici. Besote.
Muchos silencios entre los pequeños ruidos de la sala hacen en sí una obra. También hacen que el final resuene más pues los aplausos se magnifican después del prolongado silencio. Interesante tu blog. Volveré por aquí.
Gracias por tu visita, Rosa María. Un saludo.
Creo recordar que leí que leí en algún sitio que los «presuntos plagiadores» alegaron que consiguieron decir lo mismo que el autor, pero en menos tiempo.
Y la mayoría de conflictos legales en Estados Unidos se resuelven extrajudicialmente (véase la RIAA demandando a particulares por descargas no autorizadas [allí no existe «copia privada» digital]) por un pequeño detalle.
Los daños por infracción de derechos de autor están fijados por la ley (sin que el demandante tenga que demostrar nada), en treinta mil dólares, y ciento cincuenta mil si la infracción es deliberada.
A lo mejor, si llegasen al Tribunal Supremo estadounidense (o al menos a uno de apelación), la presunta infracción no hubiese sido tal. Pero ligitar es carísimo.
Amigo Pablo: En efecto, dentro del cachondeo generalizado de alegaciones, esa que usted apunta fue una de las apuntadas. Y como también precisa usted, el montante que hubira podido adquirir una condena por tal causa en los tribunales fue lo que hizo que la cuestión se resolviera al margen de ellos.
Gracias por su visita.
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