martes, 15 de abril de 2008

EL OMBLIGO DEL MUNDO

La relación entre la memoria del subsuelo y la luz del mundo se aloja en un cordón cortado. La palabra se reduce a ese orificio que remata el hilo de la vida y su costura, a ese hoyo pequeño por el que se filtran los suspiros de los muertos, las insidias de los dioses, los anhelos de los hombres. La palabra, su puntada certera en el centro mismo del tapiz, poco más al norte del origen, en una ruta peligrosa y necesariamente femenina. La palabra es un ombligo que ahonda en la tiniebla buscando la luz, la empuñadura de la daga que culmina el filo tortuoso de la creación, entre el conocimiento y el dolor, entra la profecía y el engaño, entre la ficción de la caverna y el curso de los astros, entre el extinto desmayo del águila y el amor caníbal del arúspice asesino. En ese ombligo délfico se cobija un beso implacable como el tiempo, sabio como el planto inquisitivo de una viola.
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Boomp3.com

21 comentarios:

Idea dijo...

Allí dónde la palabra remata con un corte certero la muerte de la dependencia y el comienzo de la vida, la poesía, necesariamente femenina, dibuja una promesa infinita. Gracias, I
No sé si tu encontraste las piedras o las piedras te encontraron, como sea, se agradece el "encuentro"

Francisco Sianes dijo...

Nunca le perdonaré que, bajo ese título, no haya puesto una foto mía.

Besos como espadas.

Anónimo dijo...

Hermosa Idea: En esa promesa poética se encubre lo que nos deparará el pasado...
Esas piedras, sí: llegué a ellas por su llamado mineral. Creo.
Beso.

***

Mi querido Francisco: ¿Cómo consentir que el vuelo de las dos águilas azuzadas por Zeus se cruzara en su rostro? A Delfos lo que es de Delfos... y a usted un beso sin filo.

leo dijo...

Ana, querida: estás que te sales.
Y esas fotos dicen taaaanto, además.
Besos mil.

Anónimo dijo...

Gracias por tus ojos. Besos, mi querida Leo.

zeta dijo...

Ahora es un ombligo...Hace unos días pensé en los ojos del mundo...No sé, tal vez usted los tomó en su viaje. Lo que me alegro es que encuentre el ombligo, tan venido a menos que muchos no lo cuidan...Felizmente existe la palabra-aguja para darle importancia, igual que la suya, por supuesto...Un saludo de tierras lejanas y sin ombligo...

Anónimo dijo...

Quien descuide el ómphalos, amigo Zeta, no es consciente de su deuda con el mundo. Beso costurero.

Cristian M. Piazza dijo...

Algún día compartiremos un café y me hablarás de ese viaje (impreciso y profundo)

Te leo con agrado y maravilla

Beso

rubén dijo...

Como es arriba, es abajo. Jordi Savall y tú lo decís mejor.

Besos

Anónimo dijo...

Cristian, Rubén: Beso agradecido.

uminuscula dijo...

es cierto, las fotos tienen un extra que maramiamaramia..

Morgenrot dijo...

Primero el Origen, después el ombligo. Ambos graficamente fotografiados , metafóricas piedras de lo primero y lo segundo.
Magníficas represetacion y homenaje a la mujer, a lo glorioso femenino.

En estos tiempos de vulgaridad , me encuentro con lo íntimo , sin velo y exquisito.

¡ Qué maravilla sentirme mujer !.

Ana, de vueltas estoy y nos envuelves con magna lírica.
Un abrazo,

Anónimo dijo...

Querida u: ;)

***

Hermosa Morgenrot: Qué bien tenerte de vuelta. Mujeres somos, y afortunadas. Beso femíneo.

zeta dijo...

El ombligo del mundo...Cuál será el del universo, ahora que lo dice...Deudas...¿Por qué se cree que la naturaleza tiene una deuda que paga dándonos todo lo que le quitamos?No sé, no me llevo bien con las deudas, peor, con las cosas que debo e ignoro...Un beso de cortada, chao.

Ego dijo...

Ciertamente, a veces es difícil reconocer entre un sentimiento de verdad y un deseo cumplido, que como tal, también se pasea por el alma, revolucionándola. Más resulta que al final, si el corazón – que es bien listo, y conoce a sus sentimientos mejor que nosotros mismos – no se cansa de gritar la verdad, tarde o temprano será descubierto. El deseo antiguo, vivo todavía, se disfraza no obstante, de sentimiento, cansado de vivir callado, aunque no muerto, y ansioso de hacerse dueño del presente. Enérgico y vivo, gana la primera batalla al sentimiento verdadero, y gana porque ya no tiene miedo. Sabe que no puede caerse más de lo que ya se cayó, es inmune a los batacazos, pues se ha llevado muchos. Y va, y se realiza. Deja de ser utopía y se hace tangible. Al pagar el recibo pendiente, descansa tranquilo, y da entonces paso a la supremacía de aquellos sentimientos que lo son de verdad, a los que arrebató por un momento el puesto para averiguar lo que era la vida. El deseo, en efecto, sólo llega para decir que no puede quedarse.

Un (b)eso

JML dijo...

Queridísima Ana: la cicatriz (el ombligo) es un camino cerrado. Ya no se vuelve a nacer allí donde se ha muerto. La costura repite en su forma aquello de lo que ya hablaste, el “Lasciate ogni speranza” que Dante dejó a las puertas del infierno. Las palabras, por suerte, no abandonan nunca la esperanza.

Beso desde el subsuelo

matlop dijo...

adán no tenia ombligo

=(


besotes para ti
M

Anónimo dijo...

La cicatriz: camino cerrado y enigma abierto. Hay que matar a nuestros ascendientes para encontrar la luz, hay que morir un poco para escribir respuestas.
Beso, queridísimo.

***
Mi blanco Matlop: Adán pensó que era más cómodo apropiarse del ombligo de Eva :-)
Beso.

zeta dijo...

Qué será de usted...Se quedó en el ombligo...Y yo esperando con ansia los pechos...Ahora que leo el último comentario me acuerdo que si seguimos a la archifamosa y sapientísima biblia podemos deducir que Eva tampoco tenía ombligo, porque las costillas no tienen ombligo, según dice la medicina...En todo caso me quedo con Lillith, era más astuta que Adan y Eva juntos...Besos santificados.

leo dijo...

Ana, te echo de menos. Espero que estés bien.
Un beso.

NUNCIO TAMALLANGOS dijo...

Querida Ana,

Llevaba unas semanas que no había sabido encontrar el tiempo para las cosas buenas, y por eso no había realizado las visitas acostumbradas a las casas de los amigos. Veo que hace tiempo que no escribes aquí. ¿Todo anda bien? Espero que sí.

Que sepas que recibí "Acción de gracias" y que me ha gustado mucho. Tus palabras son siempre una grata compañía.

Un beso regresado.