Llegó al fin la hora de desvelar los detalles sugeridos en el último post, una vez que hemos podido constatar que la gran ganadora de la propuesta ha sido la segunda versión. No obstante, la más famosa aria de La Flauta Mágica del salzburgués genial es precisamente la especialidad de ambas cantantes, por cuya interpretación las dos se han hecho justamente célebres.
En el primer caso, estamos ante una apabullante interpretación de la soprano alemana Diana Damrau. Interpretación apabullante –creo que queda a la vista sobradamente– en lo vocal y en lo dramático. Existe en YouTube otra versión de Damrau vocalmente mejor incluso que la que hemos visto, pero la toma de imagen de esta última era superior, y de ahí la elección. Aunque son muchas las cantantes que se han acercado a esta aria, y no con malos resultados, es obvio que el papel precisa no solamente de una voz de agilísimo cristal (el paradigma de Lucia Popp, que parece que está cantando como los ángeles en una adorable fiesta de cumpleaños), sino también de un temperamento que nos haga recordar ante quién nos encontramos. Algo que, por mi parte, sólo he encontrado en otra gran Reina de la Noche: Edda Moser. Hacer seis fas sobreagudos en staccato y no echarse a reír sino a temblar requiere de un tesón especial, y Damrau lo tiene. Vaya si lo tiene. Hay que ser soprano dramática de coloratura… y además de armas tomar.
En cuanto a nuestra segunda protagonista, se trata de la irrepetible Florence Foster Jenkins (1868-1944), acomodada dama norteamericana que dedicó una parte importante de su vida a los estudios musicales y en particular al canto, ya desde la niñez, aunque se desconozca el nombre y paradero de su maestra. Experta en el staccato matrimonial y sus coloraturas, se las arregló para que su santo marido contribuyera con su hacienda y propiedades al mantenimiento de sus extravagantes aficiones, a pesar de que éste intentó disuadirla repetidamente de cantar en público (desconocemos si se lo consentía en privado). Cuando murieron el padre primero y más tarde la madre de Florence, que eran los principales oponentes a su actividad faríngea, la hija –que contaba ya sesenta años, y que, como es natural, ya se había separado de su marido– se entregó por entero a su gran pasión, ofreciendo recitales con una cierta regularidad. Desoyendo las apreciaciones sarcásticas de los críticos, igual que había desoído previamente las de todos sus familiares más próximos, Florence continuó deleitando con su arte a un número de seguidores creciente. Su noche de gala, y también la de su despedida definitiva, tuvo lugar ¡¡en el Carnegie Hall!! el 25 de octubre de 1944. Justamente un mes después exhalaba su último suspiro, probablemente en paz, por haber hecho realidad la única frase suya que ha llegado hasta nosotros: “La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá jamás decir que no canté”. Pues es verdad. Florence Foster Jenkins había colgado el cartel de “no hay billetes” varias semanas antes de la celebración de su recital en el auditorio neoyorkino. Cantó y se la escuchó. Y aún seguimos haciéndolo.
Aquí, un regalo para la curiosidad de Bardamu: en su comentario, se preguntaba cómo sonarían ambas versiones a la vez. Vean, escuchen y degusten:
En el primer caso, estamos ante una apabullante interpretación de la soprano alemana Diana Damrau. Interpretación apabullante –creo que queda a la vista sobradamente– en lo vocal y en lo dramático. Existe en YouTube otra versión de Damrau vocalmente mejor incluso que la que hemos visto, pero la toma de imagen de esta última era superior, y de ahí la elección. Aunque son muchas las cantantes que se han acercado a esta aria, y no con malos resultados, es obvio que el papel precisa no solamente de una voz de agilísimo cristal (el paradigma de Lucia Popp, que parece que está cantando como los ángeles en una adorable fiesta de cumpleaños), sino también de un temperamento que nos haga recordar ante quién nos encontramos. Algo que, por mi parte, sólo he encontrado en otra gran Reina de la Noche: Edda Moser. Hacer seis fas sobreagudos en staccato y no echarse a reír sino a temblar requiere de un tesón especial, y Damrau lo tiene. Vaya si lo tiene. Hay que ser soprano dramática de coloratura… y además de armas tomar.
En cuanto a nuestra segunda protagonista, se trata de la irrepetible Florence Foster Jenkins (1868-1944), acomodada dama norteamericana que dedicó una parte importante de su vida a los estudios musicales y en particular al canto, ya desde la niñez, aunque se desconozca el nombre y paradero de su maestra. Experta en el staccato matrimonial y sus coloraturas, se las arregló para que su santo marido contribuyera con su hacienda y propiedades al mantenimiento de sus extravagantes aficiones, a pesar de que éste intentó disuadirla repetidamente de cantar en público (desconocemos si se lo consentía en privado). Cuando murieron el padre primero y más tarde la madre de Florence, que eran los principales oponentes a su actividad faríngea, la hija –que contaba ya sesenta años, y que, como es natural, ya se había separado de su marido– se entregó por entero a su gran pasión, ofreciendo recitales con una cierta regularidad. Desoyendo las apreciaciones sarcásticas de los críticos, igual que había desoído previamente las de todos sus familiares más próximos, Florence continuó deleitando con su arte a un número de seguidores creciente. Su noche de gala, y también la de su despedida definitiva, tuvo lugar ¡¡en el Carnegie Hall!! el 25 de octubre de 1944. Justamente un mes después exhalaba su último suspiro, probablemente en paz, por haber hecho realidad la única frase suya que ha llegado hasta nosotros: “La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá jamás decir que no canté”. Pues es verdad. Florence Foster Jenkins había colgado el cartel de “no hay billetes” varias semanas antes de la celebración de su recital en el auditorio neoyorkino. Cantó y se la escuchó. Y aún seguimos haciéndolo.
Aquí, un regalo para la curiosidad de Bardamu: en su comentario, se preguntaba cómo sonarían ambas versiones a la vez. Vean, escuchen y degusten:
29 comentarios:
Hola Ana:
Gracias por tus explicaciones y por las otras versiones, que he disfrutado mucho. Pero eso de que a Florence Foster Jenkins la seguimos escuchando.... ¡yo nunca más! Te lo aseguro.
Yo tengo una versión de la Reina de la Noche de Edita Gruberová, ¿te gusta esta soprano? Un abrazo.
Querida Elvira: ¡¡No me digas que nunca más vas a escuchar a nuestra amiga Florence!! Pero si es entenecedora ;)
Edita Gruberová tiene una bella voz, sí que la tiene. Lo único es que yo en este papel de Reina de la Noche no la veo al cien por cien, no en lo vocal -cuenta con un bello instrumento- sino en la inflexión, y también escénicamente. Resulta muy dulce, muy lírica. Se le puede echar un vistazo aquí: http://es.youtube.com/watch?v=-HXHTHgNfnw
Besos.
Sí, enternecedora ;) pero parece que se me desafinan las "entretelas" al escucharla.
La versión de Diana Damrau me ha gustado más que la de Edita Gruberová, pero la que tengo de ella en CD me parece mejor que la que sale en You Tube.
Edda Moser tiene muchísima personalidad y fuerza. A Lucia Popp desde luego parece que no le cueste ningún esfuerzo cantarla, es una versión muy dulce y "fluida".
Por cierto, estoy silbando La Flauta Mágica todo el día desde que leí tu primera entrada... el otro día hasta se me escapó por la calle!! Besos.
Tal y como la cuentas, la historia de Florence Foster Jenkins me recuerda bastante a la de la segunda esposa de Charles Foster Kane: una mujer pobre que quería cantar ópera y que lo consigue gracias al dinero de su marido (aunque en la película su carrera operística no dura mucho...). Teniendo en cuenta que Orson Welles se basó en algunos magnates reales para el personaje de Kane (sobre todo en Hearst), ¿no sabrás si hizo lo mismo con la Jenkins?
Ana, magnífica lección, y aunque me enternece ahora Florence, me sigue conmoviendo más Diana Dambrau.
Besos
Querida Elvira: Piensa que en cd siempre las tomas son mejores, porque se depuran todas las imperfecciones y se repite si es preciso hasta que salga bien. La versión de YouTube es live, y claro, eso se nota. Lucia Popp tiene ese aire angelical que a la reina de la Noche no le sienta bien, o al menos a mí me lo parece. Edda Moser es un monstruo, puro fuego; no sabría con quién quedarme entre ella y Damrau.
Y sí, el amigo Mozart... no sólo era un genio, sino que encima es pegadizo :-D
Besos.
***
C.C.Buxter: El marido de nuestra querida Florenc fue Frank Thornton Jenkins, médico de profesión. En principio no creo que Welles mirara hacia ella para su personaje, a pesar de la coincidencia onomástica. Además, nuestra amiga merece por sí misma una película o montaje. De hecho, creo que ya se ha realizado, a juzgar por lo que se comenta en el Washington Post: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/06/20/AR2007062002586.html?hpid=sec-artsliving
Besillossss.
***
No me extraña, queridísima Idea :-) Beso grande.
¡Dios, ando más apurado que un conejo! Y encima le debo la audición de la música, a pesar de que ya hay ganador (a). Sí, todos tenemos nuestro turno, si así no fuese habría un sinsentido más en la lista... Y gracias, la fiesta terminó. Estoy más bueno. Un beso, debo una visita...
Ana, constato una vez más que mi profesora de música tenía razón.
"¡qué pena de voz, hija!, pero no tienes oído alguno, y aunque lo eduquemos, con ese don se nace, no se hace ".
Buena lección me has dado, y es que entrar aquí y aprender, son la misma cosa.
Gracias Ana, mil besos
Querida Ana:
te voy a confesar algo. No he podido soportar la segunda dosis de Florence, por mucho "cariño" que le tuviera... ha sido superior a mis fuerzas hoy.:)
De todas formas, las dos tienen en común al menos una cosa : la valentía.
Una, evidentemente, aparte de su talento tiene que ser extremadamente valiente para poder imprimir semejante carácter al aria.Se canta, se toca, se interpreta...tal como uno es - es mi opinión-, y hay que tener "bemoles" para poder cantar así.
Florence, por otra parte, tuvo que ser "algo" valiente, para imponer su visión personal a todos los demás en contra ( con toda la razón...jaja). También tuvo "bemolillos"...
Han sido muy divertidas estas entradas, y de nuevo, me hacen pensar sobre la diferente "apreciación musical" de los oyentes : desde la indiferencia ante el famoso y prestigioso violinista que tocó en el metro de NY hace un par de años, creo, , hasta los que, seguro, disfrutaron en su día con la Foster. Pero este es tema para otro día :)
Un fuerte abrazo
y que no nos falte la buena música, nunca!
Queridísimo Zeta: Se agradece tu visita, aun apurada. Las arias te esperarán, no te preocupes. Besos en tu carrera.
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Mi linda Morgenrot: Me muero de la risa con tu mea culpa. De todas formas, tu profe debió esforzarse más: el oído no se hace, pero sí se educa y se cultiva. Me alegra, en cualquier caso, haber podido mostrarte algo... y que hayas disfrutado con el juego, que era lo importante.
Un beso siempre encantado de tenerte por aquí.
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Mi querida Only: Pues sí... ya sabes que "de gustibus non est disputandum". Las percepciones, además, cambian muchísimo en función de los días, de las emociones... incluso en una misma persona.
Por otra parte, el caso Joshua Bell y algunos otros análogos me parecen bastante más graves, en tanto inciden en lo que a mi juicio es un alarmante deterioro de la moral contemporánea. Retomando aquello de Kant de que la percepción de la belleza implica estar en posesión de una cierta calidad moral, creo que ahora estamos inmersos en un proceso de deterioro del conocimiento que está empezando a pasarnos su factura...
Un beso, bella.
Gracias, si es que hay gente pa to, que diría el torero. Aunque reconozco que por un momento me habías asustado; pensé que habías encontrado una versión más... folclórica.
Y no, no me lo merezco;)
Bardamu: ¿Más folclórica? ¿Más aún? Jajaja, lamento haberme quedado corta.
Sí te lo mereces sí, esto y cosas mejores. Besos.
Hola. Yo soy licenciado en historia y por formación profesional y demás me ha encantado tu blog, enhorabuena.
Gracias, Daniel, bienvenido.
Ays, qué buen ratito...
Me pregunto adónde no habría llegado Florence si hubiera tenido talento.
Pasa buen fin de semana, Ana. Y si te queda un ratico, piensa más historias de éstas; divertidas, con enjundia...
Un besote.
Hombre, Daniel, q gusto encontrarte tb en las victorias de Ana.
Ana: a mí más que enternecerme, la Florence me sirve para estremecerme. Pero a pesar de todo creo que se la recomendaré a mis alumnas de música como una de las mejores sopranos de la historia. Sólo por ver sus caras cuando empiece ya merece la pena la broma jajaja
Creo que deberíamos recomendar la contratación de la momia de la Jenkins a Fraile Infinito. Aunque acostumbrado a la coral Sálvese quien pueda, no creo que encuentre nada extraño en la rica heredera.
Reinas de la noche ... Gruberova la hizo siempre con gran carácter escénico, pero suele "calar" en los sobreagudos hasta en grabación. Entre tus recomendaciones, echo de menos a Sumi Jo, la Königin semi-oficial de Salzburgo. En los registros extremos es impactante.
Queridísma Leo: Con tenerte por aquí e imaginarme tu sonrisa me siento sobradamente satisfecha. Me exprimiré la meninge a ver si se me ocurren más cosillas divertidas. Entre tanto, beso con enjundia :-)
***
Mi querido Rukaegos: Te juro que pensé en el Fraile cuando escuchaba a la Jekill, digo Jenkins. Este nos la colaba en el FIS como la mejor soprano del occidente occidental y se nos quedaba más ancho que largo...
Sumi Jo es apabullante, sobre todo, como muy bien indicas, en los registros más agudos, que desgrana como quien se pone una camisa, con ligereza y naturalidad pasmosas. Ahora bien... si técnicamente es deslumbrante, no acaba de convencerme por cuanto esa Reina es mucha Reina, y necesita algo más que una impecable interpretación. Qué leches, le está diciendo a su hja que se cargue a Sarastro, y que si no lo hace la va a repudiar, y que lo jura por las divinidades infernales. Yo no veo eso muy claro aquí: http://es.youtube.com/watch?v=8xILc1_kV6Q&feature=related
De todos modos, no he querido hacer una revisión exhaustiva de reinas, porque hay más nombres que se nos han quedado en el tintero: Dessay, Deutekom, Miklosa... Esta Reina da para mucho... mucho más que otras :-)
Besos, amadísimo.
Jajajaja, más que nada porque en ese video parece estar maldiciendo al público en vez de a si hijita adorada ...
Glup, una maldición coreana tiene su tela. Menos mal que no estábamos ahí :-)
Hola Ana: Llego por casualidad y creo que voy a venir más veces. Me gusta tu blog.
un saludo. entraré con más tiempo.
Bienvenida a esta casa, gaditana. Un abrazo.
Pues, mi estimada Ana, la de esta entrada no esperó, desde hacer que llevo intentando escucharla, pero al hacerla funcionar el sonido ni por asomo aparece. Justo me acaba de pasar lo mismo con algo que me mandó una compañera, y al parecer el problema es del soporte, trataré de buscar el mismo video desde la fuente (Youtube) para ver si así puedo escucharla. Besos.
Más bien le paso una dirección que la compañera que le digo me mandó: tal vez lo haya escuchado, igual espero que le guste...
Suerte... vale la pena, nunca mejor dicho :-)
http://es.youtube.com/watch?v=aUTKaFJOG4Y
¡¡Vaya con el chino!! Menudo máquina :-)
Me alegra que le haya gustado. Sí, la envidia provoca que vaya y le corte esos magníficos dedos, pero cada quién con el don que tiene...
Bromillas macabras, ¿eh? :-)
Ni tanto, yo creo que en el esplendor está el rostro del masoquismo...Pero francamente que provoca tener esos dedos, por lo menos en un escaparate...Besos.
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