jueves, 12 de abril de 2007

MÁS VALE TARDE QUE SIEMPRE


Sobre la reedición de El Regreso de Conrad en la editorial Funambulista. Traducción de Juan Max Lacruz.
En un cuadro de Vilhelm Hammershøi de título irrelevante, una mujer abre una puerta mientras se gira para mirar, en un último vistazo, la vida que está a punto de dejar atrás. A diferencia de las restantes escenas burguesas de interior del artista danés, en que sólo se presenta una habitación cerrada con una puerta o ventana tras la que intuimos que arde el mundo, en este cuadro la casa entera está a la vista, hay varias puertas abiertas y se aprecia un largo pasillo que nos habla del pasado. La mujer del cuadro se vuelve hacia ese pasillo en un gesto final. El camino que abandona late en el pomo de la puerta, y en la palma le quema, también, como una ortiga, la ruta que ha decidido retomar. La maravilla del cuadro de Hammershøi –haría mejor papel en la cubierta de esta edición de Conrad que la ilustración elegida– radica en que es una escena de ida y vuelta, que traduce a la perfección la partida de la adúltera y asimismo su regreso. El mismo lugar, la misma duda, idéntica resolución, la misma mujer que tiembla –o quizá no– y, con seguridad, la misma ropa: el vestido largo de la huida, que es más largo y más negro cuando vuelves. Cuando la mujer se fue, su pensamiento era muy claro: más vale tarde que siempre. Por eso abandonó a su esposo, dejando atrás un siempre que era más denso que la muerte. Ahora que regresa, sigue pensando lo mismo: más vale conocerse tarde que mentirse siempre. Por eso vuelve, la mujer: ella sabe que él la odia, que no podría perdonar cuanto le ha hecho, y sabe también cuánto le odia ella a él desde el comienzo de los tiempos. Por eso vuelve: porque sólo instalados en el odio es posible seguir adelante. El odio: esa argamasa de los días en común. Cuando sólo fumar te da placer, las puertas se cierran, el pasillo queda atrás y la escena burguesa de interior recobra su sentido. Qué bien lo pintó Hammershøi. Y qué bien lo cuenta Conrad.

6 comentarios:

Filisteum dijo...

Quizás, aquella mujer, de aquel año, pensó cuando se fue que más valía tarde que siempre, pero tengo para mí que si sus ropas fuesen más modernas cerraría la puerta con la idea de que si algo sale mal todo tendría arreglo con una nueva moneda después del Game Over.

El cuadro se hace sutil por su finura, sí, pero también por la irrelevancia sentimental del tiempo desde el que lo miramos.

Creo.

Anónimo dijo...

Siempre hay otra moneda (a veces hasta un óbolo para el barquero, si la cosa está muy fea), pero volver... eso sí que deja déficit.
Pero fíjate, Javier, no creo que volver fuese más fácil entonces que ahora; más bien al contrario: las faldas cortas te permiten dar el paso más largo...
De acuerdo contigo en que vivimos tiempos banales, fugaces como estrellas turbias, pero algunos corazoncitos seguimos complicándonos la vida (el latir, o sea).
Un beso.

Luis López dijo...

Me ha encantado la descripción que haces de la reedición de "el Regreso" de Conrad, basándote en la portada. Ciertamente no conocía nada de de Vilhelm Hammershøi, por el apellido debe ser nórdico, me gustan sus tonalidades grises, investigaré sobre él, me recuerda, así a "bote pronto" a uno de mis pintores favoritos: Vermeer.
Así da gusto, contigo siempre estoy aprendiendo. Gracias.

Anónimo dijo...

Querido amigo: siempre es un placer contar con tu lectura fiel. Lo que dices acerca de Vermeer es bien cierto. Te remito a un post mío anterior, en que hablo de los dos pintores, y también de Dreyer, uno de mis mitos cinematográficos. Un abrazo.
http://lospanesylospeces.blogspot.com/2007/03/mujeres-con-habitacin-al-norte-070307.html

Anónimo dijo...

Hola,

en efecto, el cuadro de Hammershoi es muy bueno, y mejor, lo reconozco que la portada que elegí. Te habría agradecido que mencionases el nombre del traductor, no sólo por lo mucho que me costó traducir el libro, sino porque siendo tú además traductora sabrás lo importante que es citar al traductor... Si no he utilizado cuadros de este pintor danés es porque no doy con buenas reproducciones, no porque no me guste, pues me entusiasma su obra.
saludos muy cordiales
juan max lacruz

Anónimo dijo...

Juan: Me alegra sobremanera tu visita a esta casa. Siento no haber citado la autoría de la traducción. Es cierto que los traductores son con demasiada frecuencia los artistas oscurecidos por las editoriales (aunque no sea este el caso). No era mi intención en esta ocasión hablar del libro in extenso, pues en tal caso sí te hubiera mencionado. Ya sabes que las poetas a veces, también con demasiada frecuencia, nos vamos por las ramas :-) Del mismo modo, no pretendía afear la cubierta del libro -precisamente Funambulista destaca por el exquisito cuidado de sus ediciones- sino proponer una alternativa, que en todo caso es subjetiva, y recrearme en la espalda de una mujer sin tiempo.
No obstante, añado inmediatamente tu nombre a la cabecera del artículo. Cuique suum.
Un fuerte abrazo... y bienvenido.