miércoles, 18 de junio de 2008

ENIGMA Y DUELO

Turandot es una pasión inútil, un reflejo inacabado, un perpetuo signo de interrogación. La partida de Giacomo Puccini privó de carne mortal a la princesa china y le dejó tan sólo un nombre como un arma, como un grito más allá de los hombres y los siglos, y una pregunta sempiterna como escudo. Turandot es centinela de una única palabra, aduanera de incursiones frustradas de antemano, frontera de viajes sin billete ni destino. Turandot requisa vidas, abre expedientes, coquetea con la muerte consciente de que el mundo se reduce a una palabra sola, a un golpe seco de tijeras en la rueca del decir. No hay amor en esa mujer, escribiría Kertész. Pero no. No hay amor en ese nombre.
Turandot. Ese nombre, el propio nombre, es un espejo insoportable. La tinta de su caligrafía es un líquido y negro descensus auerni, un pasaje desalmado a los dominios de la sombra. Allí, en aquellos campos del color de la ceniza, moran mujeres antiguas, mujeres para las que la carne fue una entrega, y tras la entrega fue la nada. O la guerra. La nada. Allí, en aquellos campos del color de la ceniza, ve Turandot el curso de la Historia, sus grafemas torneados de nombres pronunciados y acabados. Entre saber un nombre y pronunciarlo va un abismo; el mismo que entre el crimen imaginado y su consumación.
El nombre de la princesa china es la llave y la condena. En realidad, siempre la llave es la condena. Las puertas no están hechas para abrirse. Turandot es la llave y la condena, es la puerta y es la nada al otro lado de los goznes, es el enigma alevoso y su respuesta. No hay ni puede haber amor en la mujer que asesina con su nombre.
El príncipe Calaf posee su identidad pero la guarda, con celo y masculina presunción. Su nombre es su salvoconducto, su atisbo de un pacto, carne de trato donde el trato no es posible. Su nombre es la gallina ciega de los tiempos: lo normal. Turandot es en cambio la poesía, es la carta robada de Poe, es la daga encima de la mesa, es la muerte a los ojos de todos y sabiéndolo nadie: la coherencia hasta sus consecuencias últimas entre el haz y el envés del óbolo final.
Calaf se traviste en vil prestidigitador, en mago de baja estofa. No hay dignidad en él; tal vez amor, no dignidad. Del duelo de esgrima lingüística y letal entre Calaf y Turandot, entre la dictadura normativa del tiempo y el eterno retorno de la sinrazón poética, Puccini prefrió situarse al margen. La partida quedó en tablas y Puccini fue enterrado en Bruselas, víctima de un cáncer de garganta que no le permitía articular palabra.

24 comentarios:

Francisco Sianes dijo...

¿Y hay amor, Ana, en la mujer que asesina con su silencio?

Idea dijo...

Querida Ana, que “nadie duerma” antes de leerte… tal vez Puccini “prefirió” no articular más palabras, pero Liu honró al amor con la dignidad de su silencio. Un beso de agradecimiento por tu vuelta del exilio.

NUNCIO TAMALLANGOS dijo...

Querida Ana,

que retorno tan dulce el tuyo. Justamente hoy, casualidades (o causalidades?) de la vida, hablaba de Turandot y el Nessun Dorma, una de las arias más bonitas que se han compuesto jamás (sino la más). Siempre que la escucho se me pone la piel de gallina.

Qué alegría tenerte de nuevo por aquí. Están siendo unos días de felices reencuentros: primero J. y ahora tú. Somos afortunados.

Un beso de admirador feliz.

Anónimo dijo...

Es sin duda esa mujer la que más ama, Fran...

***

Hermosa Idea: Es posible que Puccini no supiera qué hacer con esa tragedia que con mucho le superaba. La muerte es siempre una salida airosa :-)
Beso agradecido a ti por tu bella visita.

***

Mi querido Nuncio: Regresar incluye la dulzura del reencuentro. Me alegra atraerte desde "tu espera" con las palabras entregadas de Calaf... igual que, como a ti, me alegra sobremanera la vuelta de J. Somos afortunados, sí. Yo sobre todo.
Beso de admirada dichosa.

? dijo...

Queridísima:

Veo que al fin has vuelto a nosotros. Si el “largo adiós” exige un regreso, el “exilio” promete una venganza; la fiera venganza del tiempo que, como ahora compruebo, discute nuestros nombres. No sabes con qué alegría asumo esa dialéctica. Mejor el duelo de los nombres que el fulgor apagado de las máscaras enterradas en el limo.

Beso reencontrado

Anónimo dijo...

Querido mío: El largo adiós no termina jamás de consumarse, y el exilio se consuma hasta que pierde su sentido. Ese es el momento del regreso. El tiempo nos pasa por encima, pero con adioses y exilios conseguimos distraerlo, divinizarnos fugazmente, para volver al limo nuestro de cada día con literaria dignidad.
Beso de bienvenida.

zeta dijo...

Usted es un augurio de tiempos mejores, ni que lo diga, justamente ayer me deshice de un trabajo que me tenía sin sangre, de esos uno más y soy casi libre...Y nada, me alegró sobremanera encontrarla por aquí, lo suyo fue como un Hermes o como un mensaje divino: hoy más que nunca creo en los dioses :D. Besos pródigos, voy a leer su entrada...

zeta dijo...

Ya lo leí, y ante todo lo malo, lo escasamente malo, lo que en realidad no considero negativo: el error. Usted pone dos comas seguidas luego de la palabra antemano en la línea siete de escrito, una corrección y listo :). Lo demás nada, precioso, pienso que tiene razón al decir que las puertas están hechas para no abrirse, en sí esa es su razón: el encierro o la defensa de algo a lo que le cortamos el acceso. Y en general no creo que haya amor ni siquiera en las demostraciones exageradas de afecto; el termino medio creo que sólo se alcanza con más facilidad en los platos. Besos dulzones y de afecto, y de respeto, cabe resaltar. Chao.

Anónimo dijo...

Error subsanado, amigo Zeta. Gracias y un beso, respetable, por supuesto :-)

Mariluz Arregui dijo...

Querida Ana:

siempre paso silenciosa por aquí,
siempre leo todas y cada una de tus palabras ,
y nunca dejas de admirarme.

Siempre es una delicia para mí, que te agradezco,
siempre.

Ya ves, ganan los "siempre".


Un abrazo muy fuerte

Anónimo dijo...

Mi querida Onlymary: Soy yo la que gana siempre con tu visita generosa.
Abrazo y beso sempiternos.

西班牙加菲貓的媽 dijo...

Turandot siempre ha sido un misterio sin resolver, porque el maestro se murió cuando muere Liu y el coro canta "Liù, bontà perdona! Liù, docezza, dormi! Oblia! Liù! Poesia!".

Nadie sabe cómo quería terminar Puccini esta historia. Aunque a Tiscanini no le gustó la versión que completó Alfano, Alfano hizo lo mejor que pudo ....

Anónimo dijo...

A Puccini el enigma metapoético de Turandot le venía grande. Seguramente por eso prefiró morirse antes de plantear un mal final :-)
Un saludo, amigo.

leo dijo...

Se te echaba de menossssssssss.
Qué dura la condena del silencio.
Un besote grande.

Anónimo dijo...

En según qué casos puede ser una bendición :-)
Gracias por tus palabras. Un beso, bella.

matlop dijo...

Dejar lo seguro por lo incierto, sembrar el silencio!!

besotes amiga!

=)

Anónimo dijo...

Quien siembra silencios recoge cataclismos...
Beso, querido amigo blanco.

Bardamu dijo...

Vaya, esto es un repaso por mis personajes favoritos. Hace tiempo estuvieron a punto de invitarme a esta ópera en el Palacio. Nos falló el presupuesto, pero siempre me arrepentí de no haber hecho un esfuerzo (qué mas dá que inviten o que pagues si la dicha es buena). Claro que no sabía todas esas cosas. Ahora mi arrepentimiento es terrible....
Ay

Anónimo dijo...

No te preocupes, es un clásico recurrente, volverá en pocos años.
Beso oriental :-)

zeta dijo...

:)

Morgenrot dijo...

Deliciosa composición has elaborado, Ana, mezclando autor , leyenda y obra, y un hilo perpetuo entre nombre y personaje.

El aria, magistral.

Puccini estaría encantado de haberte leído.

Vuelvo a tu casa con alegría, siempre abierta a saborear arte y sapiencia.

Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

Querida Morgenrot: Es un placer tenerte de vuelta. Beso de bienvenida.

Emetorr1714 dijo...

Hoy he tenido un dia que si me hubieran enterrado vivo, sería lo mejor que me hubiera pasado.
Y ahora me encuentro con Puccini y esta obra naestra que me hará conciliar el sueño plácidamente.
Favorito de mi padre junto a Verdi, está en su repertorio y conservo un libro de partituras de Puccini de 1908 y que guardo como un tesoro -como tú-

Gracias y buenas noches

Anónimo dijo...

Me alegra haberte devuelto instantes felices. Los malos días vienen, recurrentes, pero también pasan, como las bandadas de aves migratorias. Un beso que te anime.